La Dehesa de Segundín
Las dehesas tienen historia. Se originan en la reconquista, en el suroeste de la península ibérica, creándose por mano del hombre un ecosistema único que aprovecha una tierra de escaso valor para el cultivo en un espacio de amplia biodiversidad que conjuga eficientemente bosque mediterráneo, ganadería y agricultura.
El hogar del Cerdo Ibérico
Encinas, alcornoques, robles y quejigos poblan las dehesas donde caminan nuestros cerdos a sus anchas, alimentándose de su fruto, la bellota. Las razas ibéricas puras son las que mejor se adaptan a la dehesa y a sus recursos de espacio libre y de nutrientes naturales: agua de los arroyos, bellotas y hierbas.
Cada cerdo dispone de varias hectáreas para desarrollar su vida, buscar su alimento, cobijo y ejercicio, llegando a recorrer diariamente entre 10 y 20 km.
Los sistemas de producción más naturales en la dehesa protegen todo el ecosistema respetando y mejorando la vida de su flora y fauna.
En Segundín apoyamos la sostenibilidad de la dehesa utilizando sistemas de producción más naturales que respeten el bienestar animal y la biodiversidad de flora y fauna. Somos conscientes de que esta postura ayuda a la dehesa a conservar especies en peligro de extinción, a regular el clima y a prevenir posibles incendios.
La época de montanera nutre al cerdo exclusivamente de bellota durante casi cuatro meses, llegando a comer cada cerdo una media de 10 kgs de este fruto. La ingesta de bellota infiltra a los músculos del cerdo ácidos grasos que aportan al jamón su inigualable sabor y aroma
La capacidad del cebo con bellota varía cada año en función del comportamiento climatológico. Por tanto esto limita la producción del jamón de bellota, que depende de este fruto tan apreciado por el cerdo.